El ritmo circadiano y su posible influencia en la motilidad intestinal

Los ritmos circadianos hacen que nos acostemos y nos despertemos a determinadas horas. También regulan procesos biológicos fundamentales, como la variación diurna del control de la presión arterial y la resistencia de las vías respiratorias. Estos ritmos influyen mucho en el plano terapéutico, por ejemplo, en la recomedación de administrar glucocorticoides orales a primera hora de la mañana con el fin de sincronizarlos con los picos de cortisol endógeno. Cualquiera que haya realizado vuelos de larga distancia que implican varios husos horarios puede haber experimentado jet lag como un síntoma clásico de alteración del ritmo circadiano, y quizás también estreñimiento en los primeros días tras su llegada. Este último, también conocido como "estreñimiento del viajero" [3], muestra de forma ejemplar cómo los ritmos circadianos pueden afectar a la función gastrointestinal (GI). Una revisión sistemática reciente analiza cómo la alteración de los ritmos circadianos puede afectar a la función GI, los mecanismos subyacentes y sus implicaciones en patologías como el estreñimiento y el síndrome del intestino irritable [1].

Los ritmos circadianos del intestino están orquestados por una interacción entre relojes centrales y periféricos: el núcleo supraquiasmático (NSQ), que actúa como marcapasos circadiano central, y los relojes periféricos específicos de los órganos. El NSQ se reajusta a sí mismo mediante señales luminosas (Fig. 1) y reajusta los relojes de los órganos periféricos, influyendo posteriormente en los patrones circadianos de expresión de genes específicos que podrían regular la función intestinal. Además, el sistema gastrointestinal se ve influido por señales locales como la disponibilidad de nutrientes o factores de comportamiento como los ciclos de sueño/vigilia (Fig. 1) [1, 2]. Los relojes moleculares del NSQ y del núcleo periférico oscilan a un ritmo de 24 horas y son responsables de la actividad periódica de varios segmentos y del tránsito a lo largo del tracto GI. Al despertar por la mañana o durante las comidas, respectivamente, hormonas como la motilina, la grelina, la gastrina o la serotonina pueden potenciar la motilidad del colon, mientras que se sabe que el sueño inhibe fuertemente las contracciones propagadoras y no propagadoras [1]. En consecuencia, el sistema gastrointestinal se encuentra en un estado de reposo durante la noche, se activa con rapidez en el momento de despertarse y luego va aumentando su actividad a lo largo del día. Sin embargo, si los relojes internos están desincronizados, la función intestinal puede verse afectada negativamente: es el caso del ayuno durante el ramadán -que provoca un cambio en la alimentación nocturna cuando el intestino está en estado de reposo- se observó un aumento del estreñimiento [1].

La alteración del ritmo circadiano puede contribuir a trastornos gastrointestinales como el estreñimiento, entre ellos, el "estreñimiento del viajero", y también puede aplicarse a un grupo mucho más amplio de personas que trabajan de forma regular en turnos de noche. Además, se ha debatido el papel de la alteración del ritmo circadiano en el estreñimiento relacionado con el síndrome del intestino irritable (SII) y las enfermedades neurodegenerativas. Esto plantea la cuestión de cómo pueden aprovecharse los ritmos circadianos mediante intervenciones terapéuticas para promover el funcionamiento gastrointestinal. En teoría, esto podría lograrse abordando directamente el ritmo circadiano, por ejemplo administrando melatonina, y algunos estudios sugieren que ciertos regímenes posológicos de melatonina mejoran la enfermedad inflamatoria intestinal [1]. Otro enfoque es la ingesta de laxantes orales que faciliten la evacuación matutina en pacientes estreñidos. Esto ayudaría a restablecer el ritmo circadiano alterado/disfuncional del intestino. Según varios estudios [1], los laxantes estimulantes que actúan de forma sincronizada con el ritmo circadiano ayudan a restablecer la funcionalidad circadiana natural del intestino: el bisacodilo, cuando se toma por la noche, imita el ritmo circadiano natural promoviendo el peristaltismo y la secreción de líquido en el intestino, lo que da lugar a una evacuación por la mañana.

Estos datos en su conjunto demuestran que la alteración de los ritmos circadianos puede ser un factor importante para afecciones como el estreñimiento. Las intervenciones que restauran los ritmos naturales, incluidos ciertos laxantes, pueden promover la salud gastrointestinal. Sin embargo, se necesitan más estudios para corroborar los efectos beneficiosos de los laxantes sobre los ritmos circadianos en el intestino.

_{Conflicto de intereses:R. Lange y S. Landes son empleados de Sanofi Consumer Healthcare..}

_{Divulgación: Redacción y publicación médica financiada por Sanofi-Aventis Deutschland GmbH.}